Weinberg: Sonatas for Violin Solo

Weinberg: Sonatas for Violin Solo

En una escena de su ópera de 1968 La pasajera, Mieczyslaw Weinberg representa a un prisionero en Auschwitz tocando la “Chacona” de la Partita n.º 2 para violín solo de Bach como un acto de desobediencia. La escena refleja un abrumador contraste entre cultura y barbarie. Weinberg, cuyos padres murieron a manos de los nazis, expresa ese mismo desafío en sus tres sonatas para violín solo, que suenan insaciablemente furiosas. La Sonata n.º 1 es una obra de implacable poder emocional, desde una explosiva apertura de pizzicatos agresivos hasta el angustioso movimiento lento y el fulgurante “Presto” final. La N.º 2 encadena episodios breves e intensos a los que Gidon Kremer da vida con energía extraordinaria. Finalmente, la tercera se mueve entre tiernas reminiscencias familiares y una ira desenfrenada. Son obras esenciales que por fin podemos escuchar en versiones que les hacen justicia.

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