El sendero creativo del compositor y violista Paul Hindemith fue de lo más singular. Nacido en la ciudad de Hanau en 1895, comenzó su carrera como el niño terrible de la música alemana, favoreciendo un estilo expresionista y romántico bajo la influencia inevitable de Wagner y Strauss. Pero con el pasar de los años, encontró su verdadera identidad en un lenguaje neoclásico, con la música de Bach como frecuente punto de referencia. Hindemith comenzó como radical y se convirtió en conservador, pero su extensa obra está llena de sorpresas, pues incluye óperas, sinfonías y conciertos, música de cámara y ciclos de canciones. Esta lista es una introducción definitiva a la genialidad de su visión, con fragmentos de su bellísima Sinfonía Matías el Pintor de 1934, basada en su ópera del mismo nombre; pinceladas musicales más intimistas, como la delicada “Sonata para arpa” (1939); y una canción de La última vez que florecieron las lilas en el huerto (1946), un réquiem basado en un poema de Walt Whitman.