Concebido y grabado en cuestión de días, este álbum con 14 de las Canciones sin palabras que Felix Mendelssohn escribió para piano solo surgió como respuesta de Igor Levit a los ataques terroristas que asolaron Israel el 7 de octubre y la ola de antisemitismo que vuelve a sacudir el mundo. Como explica el pianista alemán a Apple Music Classical, la decisión de grabarlas “surgió del corazón y fue tan emotiva como dolorosa”. “¿Qué otra cosa puedo hacer como pianista?”, se pregunta. “Sentía que debía meterme en el estudio y ayudar a la gente con la belleza de la música”. Mendelssohn compuso estas 48 Canciones sin palabras a lo largo de su vida y finalmente las dividió en ocho libros de seis piezas cada uno. “Algunas son de un virtuosismo supremo, extrovertidas e ingeniosas, rápidas y festivas”, explica Levit. “Sin embargo, las que he elegido aquí son las más introspectivas. La melancolía de la música, las melodías, el tono, la pura belleza que encierran, su alegría y su tristeza me ayudaron a sanar”. Según Levit, la Op. 102 en mi menor destila el ánimo que recorre todo el álbum. “Es muy melancólica y expresiva. Transmite una tristeza profunda, pero también es tremendamente hermosa. Adoro cada una de las piezas, pero esta tiene un significado especial para mí”. Antes encontramos la Op. 62, n.º 3 en mi menor, conocida como “Marcha fúnebre”, cuyo tresillo repetido y tercera menor ascendente inspiraron el primer movimiento de la quinta sinfonía de Mahler. En palabras de Levit, la canción crea una atmósfera “brutalmente emocional y desgarradora”. El álbum termina entre tinieblas, con el preludio de Charles-Valentin Alkan “La chanson de la folle au bord de la mer” (La canción de la loca en la costa), una pieza de inquietante melancolía que sirve de coda al programa. “Llevo muchos años tocándola y Alkan es un compositor al que adoro con todo mi corazón”. Levit confiesa que no tenía pensado grabarla y tomó la decisión en el estudio. “Tres horas antes del final de la sesión, me di cuenta de cómo podía encajar todo. Descubrí que su preludio también era una canción sin palabras, intensa, oscura y triste, y un gran final para el álbum”.