

Desde el 2010, el productor surcoreano ha inclinado la balanza del exitoso mercado del k-pop hacia una identidad más urbana de R&B y hip-hop, sin dejar de lado la esencia armónica del dance y pop. Su talento en la creación de melodías y arreglos, lo ha llevado a la faceta más íntima de EXO, MONSTA X y Red Velvet, buscando transmitir la sensualidad del género bajo un excitante tempo pausado.