En Los Ángeles de los años 50 no había ningún pianista que supiera canalizar la adrenalina del hard bop mejor que Hampton Hawes. Colega y colaborador de enfants terribles como Charlie Parker, este músico se inspiró en el boggie-woogie, la música negra espiritual y el nervio creativo de Bud Powell para confeccionar su propia armonía y técnica pianística. Esta recopilación ilustra sus diversas facetas, desde piezas rítmicas y traviesas como “Jordu” hasta momentos de melancolía bluesera como “Easy Living”.