Bénabar (a.k.a. Bruno Nicolini) empezó su carrera en la década de los 90 en el ámbito del celuloide, aunque en seguida se dio cuenta de que esas historias que tenía en la cabeza debía relatarlas mediante otro lenguaje: la música. Influenciado por maestros de la Chanson como Georges Brassens o Jacques Brel, su pop de historias cotidianas, mucho más contemporáneo, conquista cada vez más corazones en su Francia natal.