

La violinista moldava Patricia Kopatchinskaja ha revolucionado el mundo de la música clásica y sus convenciones. Su apuesta por los nuevos repertorios y su visión de los clásicos desde una actitud nada convencional han hecho de ella un nombre decisivo a la hora de considerar por dónde van los caminos de la interpretación. Procedente de la gran escuela de violín rusa, ha sabido poner una técnica excepcional al servicio de la expresión de creadores muy distintos, de Beethoven a Hersch, del canto bizantino a Fazil Say o Galina Ustvolskaya. Y todo con una naturalidad que pasa sin problemas de la sala de conciertos al estudio de grabación.