Irónicamente, la última obra de Mozart, dejada inconclusa tras su fallecimiento. La sinfonía se engalana con un coro y voces solistas, las cuales crean atmósferas lúgubres con tintes celestiales. En este álbum, Nikolaus Harnoncourt logra capturar la esencia de Mozart a través de la interpretación historicista, surgida como un movimiento apegado a los instrumentos del período original de la época.