Brahms terminó su Ein deutsches Requiem (Un réquiem alemán) en 1868 como homenaje a su madre, que había muerto tres años antes. Sin embargo, nunca concibió la obra como un réquiem en el sentido tradicional. En lugar de utilizar las palabras de la misa de difuntos en latín como antes hicieran Mozart, Berlioz y tantos otros compositores, Brahms eligió pasajes de la Biblia en traducción de Lutero. Consiguió así preservar la naturaleza sagrada del réquiem sin que pudiera interpretarse en una liturgia formal. Para Brahms, la música podía consolar y sanar a cualquiera que lo necesitase más allá de su fe. En esta grabación, Simon Rattle dirige a la Filarmónica de Berlín junto al barítono Thomas Quasthoff y la soprano Dorothea Röschmann, especialmente brillante en la gran aria solista.
- Herbert von Karajan, Wiener Singverein & Filarmónica de Viena
- Bernard Haitink, Miah Persson, Christianne Stotijn & Chicago Symphony Orchestra
- Thomas Hampson, Leonard Bernstein & Filarmónica de Viena
- Boston Symphony Orchestra, Kathleen Battle, Everett Firth, Trevor Pinnock, Seiji Ozawa, Simon Preston & Tanglewood Festival Chorus
- Kurt Masur & New York Philharmonic
- Otto Klemperer, Elisabeth Schwarzkopf & Philharmonia Orchestra
- Nikolaus Harnoncourt