Mientras la represión seguía vigente y las buenas costumbres dominaban al país, los jóvenes gestaron el cambio por medio de la moda, bailes alocados y música. En estos tiempos la herencia que dejaron la dulzura de Marisol, las epopeyas siderales de Los Pekenikes y el surgimiento de Miguel Ríos marcaría la música de las siguientes décadas.