Con los Misfits ya convertidos en leyenda y tres cuartas partes de Samhain como banda, el debut de Glenn Danzig bajo su propio nombre, deja atrás el punk de sus orígenes para dar forma a un blues rock agresivo que bebe tanto de Black Sabbath como de Jim Morrison. Oscura y amenazante, la voz de Danzig se eleva como el fantasma de un Elvis maligno sobre los humeantes riffs de John Christ. Y con esta producción, Rick Rubin depura el cavernoso universo musical del cantante sin perder ni un gramo de agresividad.