Este álbum invita a la tranquilidad. En nuestro mundo implacable, Mari Samuelsen quiere que la música cristalina de compositores como Glass, Richter, Vasks y Bach nos ayude a detenernos, reflexionar y, simplemente, ser. Bach, la piedra angular musical y espiritual de Samuelsen, forma la base en torno a la cual construye una colección de impresionantes obras y arreglos modernos. La violinista brilla especialmente en las piezas más lentas y refulgentes. Por ejemplo, en “Good Night, Day” de Jóhannsson, donde su poderoso tono atraviesa la oscuridad como un cuchillo de luz. En la agitada “Dona Nobis Pacem 2” de Max Richter, la artista transmite consuelo, mientras que su Bach es pura fuerza emocional.