Conocíamos a Alistair McGowan como actor, autor, humorista, imitador, estrella de la radio… Ahora debuta como pianista. Comenzó con el instrumento a los diez años, pero no fue hasta sus cincuenta que, animado por familiares y amigos, decidió tomárselo verdaderamente en serio. Y ha conseguido su objetivo porque resulta impresionante al escucharlo en un puñado de piezas sencillas y encantadoras de Bach, Mompou, Chopin, Philip Glass y su héroe Erik Satie, en cuyos colores y texturas profundiza más allá de las notas. Un instinto natural que es también una forma de inspiración para cualquiera que quiera (y pueda) hacer lo mismo.