El folk delicado de Bon Iver está inspirado en muchísimos géneros; y aunque Justin Vernon los fusiona de manera perfecta, sus influencias sobrevuelan su obra de forma más o menos explícita, aunque sin caer nunca en lo obvio. La sutileza de Sade, la fragilidad inocente de Vashti Bunyan o la tenue melancolía de Nick Drake se combinan en un ligero vapor que impregna cada una de sus canciones.