Pocos nombres estuvieron tan vinculados al violonchelo como el de Mstislav Rostropovich. El músico ruso, una de las grandes figuras del circuito clásico del siglo XX, fue algo más que un virtuoso especialmente dotado para extraer belleza de su herramienta de trabajo. También fue un intérprete sensible, versátil y comprometido con su tiempo que supo expandir su talento a la dirección de orquesta. Desde Prokofiev hasta Shostakovich, desde Britten hasta Messiaen, su repertorio de grabaciones y actuaciones es un repaso por la historia más brillante de la música clásica.