Pocos países europeos han sentido la influencia de su música tradicional tanto como España. La música clásica española, que había comenzado con los grandes compositores renacentistas Tomás Luis de Victoria y Francisco Guerrero, experimentó un resurgir con el movimiento neoclásico del siglo XX, que puso en valor las tradiciones flamencas andaluzas y formas populares como la zarzuela, la seguidilla y el fandango. Y fue también el lugar en el que, gracias a figuras como la de Andrés Segovia, la guitarra encontró su lugar como instrumento clásico.