Cuando “All About That Bass”, una irresistible oda a las tallas grandes que encara la dictadura de los cánones de belleza, se convirtió en uno de los éxitos más irresistibles de 2014, Meghan Trainor apreció ante el gran público como una recién llegada a la música. Las cosas, sin embargo, eran muy diferentes. Nacida en 1993 en Nantucket, Estados Unidos, Trainor llevaba años escribiendo canciones para estrellas del country como Rascal Flatts y Hunter Hayes, y su refrescante mezcla de doo wop, R&B de la vieja escuela y pop contemporáneo era fruto de largas horas en el estudio. Su álbum debut en 2015, Title, la convirtió en una especie de versión soleada de Amy Winehouse, con la misma fascinación por los sonidos del pasado, pero una actitud inconteniblemente optimista. TREAT MYSELF (2020), que grabó en 2020 tras dos operaciones de cuerdas vocales, presenta grandes himnos de amor propio entre versos rapeados y ritmos dance, y cuenta con colaboraciones como las de Nicki Minaj o The Pussycat Dolls. Tras el romanticismo exacerbado del EP The Love Train, reflejo de su boda con el actor Daryl Sabara, y los deliciosos villancicos de A Very Trainor Christmas, regresó al sonido retro de sus orígenes con Takin’ It Back (2023), una colección de canciones en las que suena más madura que nunca y tan radiante como siempre.