Su enorme talento al micrófono, sus dotes para la composición, su talante intelectual y su cuestionamiento político, unidos a su trágica muerte en 2015, convirtieron a Canserbero (Venezuela, 1988) en una especie de personaje mítico dentro del mundo del hip-hop. Creció escuchando a los máximos exponentes del rock, de Jimi Hendrix a Pink Floyd, aunque pronto empezó su incursión en el mundo del rap, primero junto a sus compinches de Códigos de Barrio y después con Lil Supa. La mezcla musical Nuestra Doctrina No Es un Dogma, Es una Guía para la Acción (2008) reunió los temas más relevantes que había compuesto hasta el momento. Allí empezó a transparentarse la influencia del jazz que más tarde quedaría bien patente en las bases de canciones absolutamente brillantes como “Y la Felicidad Qué”, “Clima Tropical” o “Hace Falta Soñar”, del imprescindible Vida (2010), su primer álbum de estudio. En una carambola del destino que no haría sino agrandar el mito, Canserbero tituló Muerte (2012) su segundo y último trabajo en solitario, un álbum sombrío en el que el rapero reflexionaba sobre el significado de la violencia, el desamor o la propia muerte. Una suerte de despedida que acabaría por hacer de él un icono del rap underground en Venezuela cuya alargada sombra ha terminado traspasando fronteras tanto espaciales como temporales.