Cuando Bon Scott, el carismático y siempre picaresco cantante de AC/DC, murió en la noche del 19 de febrero de 1980, la banda parecía destinada a desaparecer a pesar de que Highway to Hell les había abierto las puertas del mercado estadounidense un año antes. Sin embargo, después del funeral, el padre de Scott dio su bendición a Malcolm y Angus Young para que continuaran con la banda. Los hermanos empezaron a trabajar en nuevas canciones, primero como terapia, pero pronto como una oportunidad de renacimiento. Seis semanas después, Brian Johnson se colocó tras el micrófono y AC/DC estaban de vuelta. A pesar de sus orígenes, Back In Black despliega los mismos riffs exultantes de sus predecesores. Johnson compartía con Scott el gusto por los dobles sentidos de índole sexual, quizás ninguno más evidente que el de “You Shook Me All Night Long”, y una voz capaz de los agudos más ásperos. Publicado a los cinco meses de la muerte de Scott, Back In Black se convertiría en uno de los álbumes más vendidos de todos los tiempos y la piedra angular sobre la que el hard rock levantó su imperio comercial en los 80.