Una de las mejores historias sobre la creación de Revolver, tal vez apócrifa pero igualmente reveladora, gira alrededor de una conversación entre Paul McCartney y Bob Dylan, quien entonces estaba trabajando en Blonde On Blonde, en el hotel Mayfair de Londres. Al escuchar los loops y la poesía fúnebre de “Tomorrow Never Knows”, Dylan dijo a McCartney: “Lo pillo. Ya no queréis ser adorables”. La relativa complejidad temática y musical del álbum no solo cuestionaba la imagen de los Beatles como banda para todos los públicos, sino que ponía rumbo a horizontes desconocidos en el pop. Todo cuando aún no habían transcurrido tres años desde la inocente “I Want to Hold Your Hand”. Revolver conectaba el reciente interés de John, Paul, George y Ringo en la psicodelia, la vanguardia, la música india y la tradición clásica con el sonido Motown de “Got to Get You Into My Life” o el característico pop clásico de los Beatles de “Good Day Sunshine”. Más allá, cimentó la idea del álbum pop como sofisticada labor de estudio.