La soprano Christiane Karg, una cantante maravillosamente comunicativa, ha elegido algunas de las mejores canciones de Gustav Mahler para esta irresistible grabación. El efecto dramático se aprecia cuando el propio Mahler acompaña a Karg en dos canciones tocando un rollo de piano de Welte-Mignon de 1905. La sección final de la Cuarta sinfonía (“Das himmlische Leben”) pone la piel de gallina al escuchar a los dos intérpretes juntos aunque más de un siglo los separe. El soberbio Malcolm Martineau toca el piano en la mayor parte de las canciones, que van del aire folclórico de Des Knaben Wunderhorn a la intensidad de los Rückert-Lieder, en los que Karg se eleva majestuosa.