Handel: Coronation Anthems

Handel: Coronation Anthems

Handel, que tanto hizo por reforzar la identidad británica en un período crucial de la historia de la nación, fue un alemán que pasó buena parte de sus mejores años escribiendo ópera italiana. Inevitablemente, la perspectiva internacional del compositor dejó huella en su música, una idea que Hervé Niquet lleva 40 años explorando como cantante y, desde 1987, al frente de Le Concert Spirituel que él mismo fundó. Cualquiera que conozca los cuatro Coronation Anthems de Handel, especialmente Zadok the Priest, el primero de la serie, encontrará sorpresas en las provocaciones y las abundantes emociones de la versión de Niquet, que añade una capa de esplendor versallesco a una música escrita para Jorge II, rey inglés nacido en Alemania y poco amigo de las extravagancias. La introducción orquestal de Zadok avanza imparable bajo la batuta del francés, que la sombrea con cautivadores detalles dinámicos. La primera entrada del coro, más pronunciamiento majestuoso que grito espontáneo, abre el camino para la fuerza coral de “God Save the King” y los veloces “Aleluyas” que siguen.Niquet rechaza de plano la idea de haya un “enfoque” tras sus lecturas de Zadok y el resto del álbum. “Sigo los pasos de una coronación”, explica. “Dice que cuando el sacerdote Sadoc y el profeta Natán ungen a Salomón, se convierte en rey. ¡No es pirotecnia musical! Habla de la violencia y el cambio repentino que transforman a un simple hombre en representante de Dios en la tierra. Handel usa diez trompetas y un gran coro para describirlo de una manera asombrosa. La intención es que el mundo tiemble, que otras naciones sepan que ahora tenemos un rey y más les vale olvidar cualquier plan que pudieran tener contra nosotros. ¡Pura disuasión!”.Le Concert Spirituel pone de relieve la riqueza de la escritura orquestal de Handel en cada compás de los himnos de coronación y el Te Deum que escribió para la liturgia de acción de gracias que celebraba la victoria de Jorge II sobre los franceses en la batalla de Dettingen en 1743. El coro y la orquesta, casi íntegramente franceses, capturan el orgullo y el fervor que Handel infundió en la música con la que conmemoraba dos eventos reales. “Con las limitaciones que ambas ocasiones establecían para el compositor, lo normal hubiera sido una obra bien elaborada, efectiva y espectacular, pero de poca profundidad”, dice Niquet. “Sin embargo, Handel entendió el fervor con el que la nación entera había recibido la victoria y la coronación. Sus partituras intensificaban los sentimientos del pueblo británico. Todos los miembros de Le Concert Spirituel, que conocían el contexto histórico, pero ignoraban el impacto visceral que la coronación de un rey tiene en el pueblo británico, se sintieron como si tuvieran un volcán en las manos. La armonía y el rigor nos ayudaron a lidiar con los torrentes de lava y fuego”.

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