A primera vista, la alianza entre el aclamado coro infantil de Windsbach y el percusionista Simone Rubino puede parecer disparatada. Sin embargo, su unión da frutos tan hermosos como inesperados en un álbum que recorre la historia de la música y trasciende estilos. Por ejemplo, un bombo oscila suave y sutil en el motete contemplativo “Selig sind die Toten” de Schütz, mientras que “Der Geist hilft unser Schwachheit auf” de Bach muta con el sonido de una marimba. Muchas de las piezas corales, sin embargo, aparecen sin adornos. Es el caso de “Tenebrae facte sunt”, de Poulenc, que suena impecable en su mezcla vocal. La percusión y el agua ocupan el centro del escenario en el hipnótico Percussion Concerto de Tan Dun, cuyos tres movimientos aparecen esparcidos por el programa.