De flechazos instantáneos a rupturas agridulces, Sade lleva más de cuatro décadas recorriendo las luces y las sombras del amor. Nacida en Nigeria en 1959 y criada en Inglaterra, Helen Folasade Adu comenzó su carrera a comienzos de los 80 como corista de Pride, una banda de jazz funk que terminaría encabezando bajo su nombre artístico. Diamond Life, su debut de 1984, reimaginó el soul aterciopelado de finales de los 70 en canciones de R&B cocinadas a fuego lento en las que la voz de Sade suena ardiente y elegantemente distante al mismo tiempo. El éxito global de “Smooth Operator” se repitió un año después con “The Sweetest Taboo”, que consolidó un sonido en el que caben el soul, el jazz y los ritmos afrocaribeños. Desde entonces, sus álbumes se han movido entre el R&B atmosférico de Love Deluxe (1992), el pulso jamaicano de Lovers Rock (2000) y el soul pop de Soldier of Love (2010). En 2018, tras ocho años alejada de la escena, grabó “Flower of the Universe” para la banda sonora de Un pliegue en el tiempo. A pesar de sus largas ausencias, la música y la imagen de Sade siguen siendo enormemente influyentes en artistas tan dispares como The xx, Solange o Drake, quien llegó a tatuarse su rostro en el torso.