Curtido en los escenarios tras su paso por el grupo de éxito Dizzy Mizz Lizzy, Tim Christensen ha conseguido hacer olvidar el buen recuerdo que dejó su banda de origen. Como solista ha ido un paso más allá en ese folk pop templado, elegante y sentimental que llena de romanticismo y emoción discos como Honeyburst (2003) o Superior (2008). Contador de historias íntimas y sensibles, el artista danés domina a la perfección los medios tiempos sosegados de tonos acústicos y comedidas aportaciones eléctricas. Estos son sus mejores argumentos.