Nathy Peluso es una de esas artistas imposibles de encasillar en género alguno. Sus canciones pueden ir del R&B cocinado a fuego lento de “La Passione” a las texturas electrónicas y bailables de “SANA SANA” con la misma facilidad con la que sus coordenadas geográficas saltan el charco para viajar de Barcelona a Buenos Aires. Su primer EP, Esmeralda, fue una de las novedades más refrescantes de 2017. Pero tres años después nos dejó a todos boquiabiertos con Calambre, un debut en forma de electrizante diario musical en el que la hispano-argentina pinta con purpurina pop bases de hip-hop y neo-soul que dejan a la luz sus raíces folclóricas en los momentos más inesperados.