A finales de los 90 este dueto de talentosos productores neoyorkinos decidió que era hora de ponerle una cereza a la era disco creando un sonido reminiscente de aquella época. El resultado no sólo consiguió estar a la altura de satisfacer cualquier nostalgia setentera, sino que logró además enriquecer aquel sonido característico con un toque vintage que es como una discreta marca de agua de una época en que los recursos y la habilidad de los productores les permite jugar con toda una gama de posibilidades que no existían en aquel entonces.