Catapultado a la fama tras su experiencia televisiva y su victoria en San Remo, el milanés Alessandro Mahmoud se ha convertido (a su pesar) en un símbolo de integración en Italia, debido a la controversia que su ascendencia egipcia generó tras su elección como representante transalpino en Eurovisión. Sus seductoras canciones, pese a rehuir un mensaje político explícito, poseen una marcada carga autobiográfica y una indisimulada crítica social, barnizadas por un elegante sonido en el que se puede rastrear tanto el influjo de los cantautores italianos que escuchaba su madre como de la música árabe.