La Lupita comenzó siendo una de esas bandas "de chile, de dulce y de manteca" -como dice el dicho- por la extrañísima fusión que parecían estar proponiendo de rock pesado, funk, mambo, norteña, disco y pop; y pocos hubieran creído que sobrevivirían veinte años ¡y mucho menos que pegarían! Pero los noventa fue una de esas décadas dedicadas a romper las reglas con particular entusiasmo, por lo que contra todo pronóstico se convirtieron en una de las bandas ineludibles en cualquier festival de rock de la Ciudad de México.