Cuando la canadiense Feist publicó su debut Monarch, y especialmente con el éxito conseguido con Let It Die (2001), la repercusión internacional de su indie folk marcó no solamente al público sino a una generación entera de compositores. Esta inspiración se nota en el desgarro lírico de Lykke Li, el canto esperanzado de Regina Spektor y los sutiles elementos electrónicos de Sylvan Esso.