Asociado para siempre al impacto generacional de Take That, Gary Barlow tiene una de esas carreras en las que detalles esenciales a menudo pasan desapercibidos. Por ejemplo, que es autor de 14 números uno en las listas británicas, una proeza que lo eleva a la altura de los grandes clásicos del pop. Más allá de su etapa como ídolo adolescente y una notable carretera como compositor y productor, los álbumes bajo su propio nombre marcan una fascinante evolución del efervescente pop bailable que lo llevó a lo más alto en los años 90 a un particular híbrido en el que hay espacio para los ritmos latinos, las baladas confesionales y el brillo de los grandes musicales de Broadway, una pasión a la que sigue regresando de vez en cuando.