El arpa ha tenido una larga historia y sus inicios se remontan a finales del siglo XVIII. Este artefacto musical, que generalmente se conforma de 47 cuerdas, ha tenido distintas variaciones alrededor del mundo y una evolución constante. Su incorporación a la orquesta sinfónica romántica ha aportado sonoridades mágicas de carácter “celestial”. También se convirtió en un popular instrumento de salón, con fantasías operísticas como parte de sus nuevos roles. Además, tiene una rica y distinguida historia de transcripciones, en las cuales sus intérpretes demuestran su indiscutible versatilidad, que abarca desde las Variaciones Goldberg de Bach hasta famosas partituras de ballet y de piano, sobre todo francesas.