Lejos de la fanfarronería y los derroches de testosterona habituales en el mundo del rap, el canadiense Drake ha edificado su emporio multiplatino rompiendo estereotipos y mostrando sin ambages su faceta más tierna y apasionada. Su sedoso fraseo, deudor de la vaporosa sensualidad de colosos del R&B como Al Green o Marvin Gaye, lo ubica en una seductora intersección entre el soul, el pop y el hip-hop a la que es prácticamente imposible resistirse. Dale al play y compruébalo.