Las rondas de compositores del Bluebird Café, en las que los nuevos talentos del country estrenan canciones que muchas veces terminan en las listas de éxitos, son una institución de Nashville desde hace casi 40 años. Esta lista de versiones íntimas de futuros clásicos en las voces de sus autores forma la banda sonora de Bluebird, el documental sobre la historia de un local en el que apenas caben cien personas y un escenario legendario.