Las sinfonías de Bruckner suelen ser definidas como una batalla entre luz y oscuridad, cuando un movimiento pareciera haber llegado a su clímax su intensidad disminuye, preparándose para crecer con más energía. Así se entiende por qué los tradicionalistas llegaron a verlo, junto con Richard Wagner, como uno de los compositor más locos del siglo XIX. Como resultado, su música atrajo la atención de los críticos años después de su publicación. Asimismo, ha sido interpretada por los más grandes directores de orquesta, de Furtwangler a Dudamel.