Un pianista de fenomenal intuición y experto en varios siglos de música extraordinaria, András Schiff se nutre tanto de su herencia húngaro-británica como de haber elegido a Austria, con toda su riqueza sonora, como lugar de estadía. Un maestro del tono y el control, Schiff interpreta a los compositores románticos –la Sonata para piano no. 1 de Schumann y la no. 13 de Schubert– con una liviandad que realza su profundidad emocional. Sus interpretaciones de Bach (El clave bien temperado) se destacan por su ligereza y balance, dado que Schiff se despega del pedal para favorecer un sonido más espacioso y fiel a la estética del Barroco.