Cuando Morgan Wallen aterrizó en la escena en 2018 con If I Know Me, su primer álbum, los fans del country se enamoraron inmediatamente de su ingenio como compositor, su voz estelar y un olfato infalible para las melodías pegajosas. La imagen que proyectaban sus escarceos con la justicia y una afición incontrolable por las camisetas sin mangas lo hicieron todavía más reconocible entre el resto de cantantes que intentaban ascender a la cumbre del género. Tras darse a conocer con una participación en la edición de 2014 de The Voice, Wallen no tardó en alcanzar la fama gracias a los tres números 1 surgidos de If I Know Me, que lo confirmaron como un artista con todo el futuro por delante.
Más de dos años después, no debería sorprender a nadie que su segundo álbum sea un proyecto especialmente ambicioso. Dangerous es un doble LP que, a lo largo de sus 30 canciones, destila no sólo lo mejor del Wallen que ya conocíamos, sino también su crecimiento como artista. Sus canciones, que se mueven entre la ternura y la ironía, suenan más plenas que nunca y el álbum ofrece espacio suficiente para reflejar la influencia de artistas tan diversos como Jason Isbell y Diplo, una prueba más de que Wallen es aún más intrépido en sus inclinaciones musicales que en sus escapadas de las noches de sábado. Su voz, curtida ahora por numerosos conciertos, va de las inflexiones campestres a la intensidad del rock y la emoción de las baladas, a menudo en la misma canción.
Entre las 30 canciones de Dangerous, hay sencillos imparables como “More Than My Hometown” y “7 Summers”, pero también encontramos temas como el popular cover de Jason Isbell “Cover Me Up” y una nueva versión de la colaboración con Diplo “Heartless”. “Only Thing That's Gone” combina la frescura de Wallen con la voz icónica de Chris Stapleton, y “Quittin’ Time” cierra el álbum con la ayuda de Eric Church en la composición, otro cantante de country para el que la expresión artística es más importante que las convenciones del género. Aunque todo empieza con “Sand in My Boots”, en la que Wallen rinde homenaje a su pueblo natal sin caer en los tópicos habituales. La huella de Joey Moi es evidente a lo largo y ancho de Dangerous, pero el productor de Florida Georgia Line y Jake Owen deja respirar las canciones con orgánica naturalidad en un disco que busca la emoción antes que los éxitos radiofónicos.