Un pianista cuya carrera abarcó la mayor parte del siglo XX, Claudio Arrau es aclamado como un virtuoso que también fue un lúcido pensador musical. Con una combinación ideal de entusiasmo instrumental y agudeza musical, puso sus dotes pianísticos y su inteligencia al servicio de sus interpretaciones. Su repertorio fue vasto, de Bach a Tchaikovsky, con especial atención en los pilares centrales del Romanticismo. Nació en Chillán, Chile, en 1903 y fue enviado a los ocho años con una beca del gobierno a estudiar a Berlín con Martin Krause, exalumno de Liszt. Para tener una idea de la apasionada habilidad del joven Arrau, escucha su grabación de 1928 del “Islamey” (1869) de Balakirev. A medida que alcanzaba la madurez, su forma de tocar se hacía más plena, con un sonido ricamente envuelto y a menudo con tempos amplios. En las últimas décadas de su vida, Arrau grabó una gran cantidad de repertorio para el sello Philips, incluyendo obras de Beethoven, Chopin, los grandes ciclos para piano de Schumann, los comienzos de Brahms y lo último de Schubert. Pero quizás el tesoro más valioso de su legado sean sus interpretaciones de Liszt de los años 70 y 80 en las que, sin menospreciar su talento, Arrau aporta una nobleza sincera que muchas veces se sacrifica en esta música. La forma de tocar de Arrau no resulta siempre fácil de escuchar, ya que el chileno estaba determinado en su búsqueda de la verdad musical, pero ofrece recompensas especiales y duraderas. Murió en 1991.