Nacido en Milán, en 1933, en el seno de una familia de músicos, decidió convertirse en director tras asistir a una interpretación de los Nocturnos de Debussy. Su gusto se extendió a un repertorio más colorido pues la primera ópera que dirigió, en 1962, El amor de las tres naranjas de Prokofiev (1921), no era del repertorio italiano estándar, sino surrealista. Abbado se destacó por su estilo expresivo en la dirección, logrando transmitir a las orquestas lo que necesitaba en términos de color instrumental, fraseo e interpretación. Sobresalió en las vívidas representaciones de Mussorgsky, Verdi, Prokofiev y Debussy, complementadas por la tradición sinfónica lírica de Schubert, Mendelssohn y, en especial, Mahler. Su maestría musical le aseguró puestos como director titular o artístico de varias orquestas y compañías de ópera prestigiosas, incluidas la Orquesta Sinfónica de Londres, La Scala, la Ópera Estatal de Viena y la Filarmónica de Berlín. También fundó varias agrupaciones formadas por jóvenes talentos, que, a su vez, crearon otras derivadas, como la Orquesta de Cámara de Europa y la Orquesta de Cámara Mahler. Murió en 2014, dejando un rico legado de grabaciones e intérpretes orquestales de élite.