Lejos todavía de los complejos arreglos de sus álbumes posteriores, Coldplay aparece en su debut como una banda de indie rock melancólico pero abiertamente armonioso. Las canciones están armadas sobre guitarras sutilmente atmosféricas y en los estribillos de “Trouble” y “Yellow”, Chris Martin se revela como un maestro de las melodías íntimas y épicas al mismo tiempo. El álbum demuestra de forma muy natural, un sonido más experimental y da las primeras señales del estilo que comenzaría a llenar estadios más tarde.
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- David Gray