Después de tres álbumes de éxito con el productor Mutt Lange y ya convertido en una institución superventas, el grupo decidió volver a sus raíces. Aunque nunca fueron amigos de los solos de guitarra o los malabarismos rítmicos, Flick of the Switch suena especialmente austero. Desde la ilustración de la portada hasta la producción a cargo de la propia banda, el deseo de volver a la sencillez callejera de sus inicios en Melbourne es evidente. El álbum tiene como tema único el rock and roll, el de verdad, el que conocen los puristas que crecieron con él. El tema que da título al álbum es un pedazo de rock sin filigranas en el que Brian Johnson parece a punto de dejarse la garganta. En el polo opuesto, “Landslide” vuelve a ese boogie, híbrido de rock potente y blues, que les llevó a la fama y parecían haber olvidado.