Empecemos por el discurso que Taylor Swift dio en septiembre de 2022, cuando aceptó el premio a la artista y compositora de la década en los Nashville Songwriter Awards. La noticia fue que Swift había revelado su peculiar sistema para organizar sus propias canciones. Plumilla, pluma fuente y pluma de gel con brillantina: tres categorías de letras, tres herramientas imaginarias con las que las escribió y una forma bastante ingeniosa de invitar a sus fans entusiastas a serlo aún más. Sin embargo, quizá lo más importante fue la manera en la que habló de su oficio esa noche, unos 20 años después de escribir su primera canción a los 12. “Me encanta hacer esto que tenemos la suerte de llamar trabajo”, dijo ante una sala llena de colegas. “Componer música es la labor de mi vida, mi afición y algo que nunca deja de emocionarme. Una canción puede desafiar la lógica o el tiempo. Una buena canción te transporta a tus sentimientos más auténticos y los traduce para ti. Una buena canción se queda contigo incluso cuando las personas o emociones ya no están”. En Midnights, su décimo álbum, sin contar los dos que acaba de regrabar y que ha reforzado con un montón de temas adicionales, Swift suena como si realmente disfrutara de su trabajo. Juega con el idioma como si se tratara de una niña y se emociona con la textura de cada frase, cada melodía y cada rima satisfactoria. Junto con Jack Antonoff, su colaborador habitual, se ha propuesto contar “Las historias de 13 noches de insomnio dispersas a lo largo de su vida”, como lo expresó en un mensaje para Apple Music. Es un concepto que naturalmente requiere de una paleta sonora nocturna para ser plasmado: tempos más lentos, atmósfera silenciosa y espacio negativo como el cielo de noche. El sonido es totalmente moderno gracias a sintetizadores con los que quisieras comer o dormir y bajos que se posan cómodamente en tu pecho. La estética de enfoque suave, paneles de madera y lista de canciones en la portada es totalmente de mediados de siglo, al igual que el título del melancólico tema inicial inspirado en Mad Men, “Lavender Haze”, una melodía sobre encontrar refugio en la calidez de la intimidad. “Talk your talk and go viral” (Cuenta lo tuyo y hazte viral), canta en referencia al torbellino mediático alrededor de la relación que mantiene desde hace seis años con el actor Joe Alwyn. “I just need this love spiral” (Sólo quiero esta espiral de amor). Por cierto, un aplauso para los suaves coros de Antonoff. En gran parte, Midnights es un disco introspectivo, en el que Swift nos deja entrever el caos de su mente (como en “Anti-Hero”) y la tranquilidad de su relación (“Sweet Nothing”, coescrita con Alwyn bajo el seudónimo William Bowery). En “Snow On The Beach” colabora con Lana Del Rey, una artista cuyo instinto para el humor y la teatralidad parece haber influido en el catálogo reciente de Swift. Aquí, se evoca la magia de una noche imposible sobre un fondo de pizzicato de violín, cascabeles y melotrón de ensueño, tal como suenan las primeras horas de la mañana de Navidad. “I’ve never seen someone lit from within, blurring out my periphery” (Nunca he visto a nadie resplandecer desde dentro, nublando todo a mi alrededor), canta Swift. Aunque luego está “Bejeweled”, un tema con ecos de 1989, en el que a los pocos segundos le dice a una pareja ingrata: “And by the way, I’m going out tonight” (Por cierto, voy a salir esta noche). Y así lo hace Swift, avanzando por el centro de la canción como si fuera la habitación misma. “I can still make the whole place shimmer” (Todavía puedo hacer que todo el lugar brille), canta, saboreando esa última palabra para continuar con “And when I meet the band, they ask, ‘Do you have a man?’/I could still say, ‘I don’t remember’” (Y cuando conozco a la banda, me pregunta ‘¿Tienes novio?’/Aún podría decir ‘No me acuerdo’). Hay rastros de una melancolía estratificada, pero la canción se siente como un triunfo, el tipo de diversión descarada y extrovertida que probablemente habría parecido fuera de lugar en sus discos de atmósfera indie folklore y evermore de 2020. Sin embargo, resulta natural entre canciones y escenas de inspiración literaria, donde ofrece una nueva prueba de que “cantautora” y “estrella global del pop” no son términos necesariamente incompatibles. “What’s a girl gonna do?” (¿Qué puede hacer una chica?), se pregunta Swift en el punto álgido de “Bejeweled”. “A diamond’s gotta shine” (Un diamante tiene que brillar). Esta versión especial extendida de Midnights incluye siete canciones adicionales.