Al escuchar The Forever Story, el tercer álbum de estudio del MC de Atlanta JID, es difícil imaginarlo dedicándose a algo que no sea el rap. Sin embargo, para Destin Choice Route, hoy parte de la escudería Dreamville, convertirse en uno de los cronistas más agudos de su generación era el plan B. “No siempre he querido ser rapero, artista ni nada así”, le contaba a Ebro Darden de Apple Music poco antes del estreno del álbum. “No era mi sueño, sino algo en lo que era un máquina, porque tengo un don. Lo que siempre quise ser es jugador de fútbol americano. Ese era mi rollo”. Aunque ya hace mucho tiempo que dejó de soñar con llegar a profesional, el mensaje de voz que deja al final de la intro “Galaxy” revela su cercanía con el fútbol americano y los que le ayudaron en el camino. “Ese es mi antiguo entrenador”, dice JID de la voz que le abronca por no contestar las llamadas. “Estaba riñéndome continuamente. Era así todo el rato, pero siempre por mi bien. Era mi padre cuando no estaba en casa. Fue una parte muy importante de la historia”. The Forever Story es un viaje al corazón de la familia del rapero y lo que significó una infancia como el pequeño de siete hermanos. Si The Never Story, su último álbum propiamente dicho, era una introducción a su destreza lírica y la confirmación de que tenía una historia que contar, The Forever Story es una expansión de ese mismo universo. “Never nació de una mentalidad muy humilde”, explica. “Venía de no tener nada de nada. The Forever Story es una versión más desarrollada de la historia de mis orígenes. Te cuento más sobre mí, más historias familiares, de dónde vengo y por qué soy como soy”. Sus relatos aparecen minuciosamente detallados en canciones como “Raydar,” “Can’t Punk Me,” “Kody Blu 31” y “Can’t Make U Change”. Las colaboraciones con héroes que hoy son compañeros (“Stars” con Yasiin Bey, “Just In Time” con Lil Wayne) revelan la reverencia que siente por el género. Rapea sobre sus hermanos en “Bruddanem” y “Sistanem”, pero la historia de “Crack Sandwich”, un encontronazo en el que la familia peleó unida, es la que seguramente disfrutará contando el resto de su vida. “Éramos como los Vengadores o algo así”, recuerda. “Todos juntos y a puñetazo limpio en Nueva Orleans. Una locura”.