La Sánchez

La Sánchez

“Este disco habla sobre la independencia de una mujer que ha llegado a una etapa de la vida en la que se siente fuerte pese a los accidentes que ocurren a su alrededor”, le cuenta Lila Downs a Apple Music desde su casa en Oaxaca.   La legendaria cantante mexicana transita uno de los momentos más difíciles de su vida. En diciembre de 2022 falleció el saxofonista Paul Cohen, su pareja y director artístico desde el comienzo de su carrera. Lejos de dejarse arrastrar por la tristeza, Downs regresa con La Sánchez, un disco que la encuentra en un momento de absoluta plenitud artística.   Desde la pasión abrasadora de “Vas de Salida”, con instrumentación de banda, hasta las cálidas cadencias de la cumbia “Solita Solita” (“me siento bonita, pero nunca calladita”, canta Lila) y la melancolía del bolero “Toda la Noche”, el álbum propone un recorrido cosmopolita por los múltiples senderos de la música latinoamericana.   “No me queda más que fajarme y seguir hacia adelante”, reflexiona Downs. “Si me distraigo y me pongo sentimental, esto podría ocasionar un efecto dominó en el que se caen todos. Afortunadamente tengo una familia hermosa. El amor ha logrado que hoy tenga esta fuerza”. Aquí, la cantante habla sobre los muchos matices y sentimientos que explora La Sánchez.   ¿El título del disco es una declaración de principios? Hace muchos años quería que figurara mi apellido Sánchez. En algún momento tuve que decidir llevar el Downs y, como estaba tan involucrada con no negar mi origen indígena, tampoco podía negar la parte anglosajona. Ahora me siento más plena como mujer y este es el apellido de mi madre, mi raza, mis tíos y abuelos. Cuando voy a la tierra de mi madre se junta todo el mundo y son personas sensibles con la música. Pensé mucho en esa sensibilidad. La palabra Sánchez es muy hermosa también.   El espíritu de Paul está presente en el álbum. Incluso varias de las canciones fueron coescritas con él. Creo que Paul me soltó en este disco. Estaba preparándome para lo que pasó. Hace unos seis años que él ya no participaba en los conciertos de la banda. Me iba sola de gira, tanto con la formación de Estados Unidos como con la de México. Buscamos que uno de los músicos fuera también director musical de cada banda. Entonces ya llevábamos un rato practicando cómo estar sin Paul en el escenario. Él seguía controlando todo tras bambalinas y eso se lo respetamos hasta el final. Fue lindo, porque él sentía un poco de frustración al no tener la misma fuerza que antes. En varias de estas canciones me ayudó con las armonías.   La producción es extraordinariamente sofisticada. Tu voz se acopla de una manera suntuosa a la jungla instrumental que te rodea. ¿Cómo lograste ese efecto? Trabajamos con Orlando Aispuro, un productor de 28 años que vive en Hermosillo, Sonora. Él no sabía quién era yo. Entonces, cuando vino a Oaxaca por primera vez, llegó así medio espantado. Es un productor sensible y moderno que respeta la raíz, ese movimiento que está ocurriendo en el norte de México, donde graban el bajo quinto de una manera acústica junto al tololoche y los instrumentos de las cantinas. Y después hacen unas posproducciones modernas pero respetuosas. Pienso que encontré a un gran aliado. Ojalá pueda seguir trabajando con él.   En “Solita Solita” lograste captar plenamente la cosmovisión agridulce de la cumbia: por un lado, llena de vida, pero también impregnada de tristeza. Eso tiene mucho que ver con la añoranza, la melancolía, y también el aspecto ritualista de la cumbia. Te puedes encontrar en las montañas de México, en los pueblitos, y ahí la gente se pone a bailar la cumbia de una manera estoica, muy diferente. Quizás sin interpretarla tan cachonda, pero con un sentimiento de alegría y tristeza a la vez. Creo que es un festejo de la existencia y la fiesta en sí también es un ritual.   Armónicamente, “Toda la Noche” es un tema muy complejo. Tiene elementos del jazz afroantillano, del filin cubano, pero también del bolero mexicano. Fue la última pieza que trabajé con Paul, como un regalo para él. Me es difícil escucharla sin ponerme a llorar. Al Beni [su hijo Benito] le compuse un tema sobre el chocolate cuando era chiquito. Ahora tengo otra pequeña de seis años que se llama Vanessa y una noche experimenté con ella esa cercanía, el cariño entre una madre y su hija. En la mañana empezó a cantar muy feliz una melodía y sobre eso empecé la letra. El Beni la escuchó y se enceló. Después falleció Paul y tuve que ir cambiando la letra. Sentí que debía ser un tema para los tres, nuestra canción. Al final se volvió como un bolero ranchero, pero con elementos de jazz.   “La Curación”, el último tema del disco , adopta el sonido nuevo de la música mexicana. Es que descubrí a Yahritza Y Su Esencia. Me encanta su manera de cantar, cómo el bajo quinto va llevándolo todo y también la forma de utilizar el tololoche y el bajo eléctrico. La verdad es que me impresionó y así descubrí este otro camino de la ranchera. Esta nueva tendencia empezó hace, más o menos, un año y medio. Ha pasado todo muy rápido.

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