30

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“Bien, estoy lista”, dice Adele en voz baja al final de “Strangers By Nature”, la primera canción de 30. Es como si se diera ánimos a sí misma de forma gentil pero firme. Queda claro que la célebre cantante originaria de Londres tuvo que respirar profundo varias veces durante la realización de este álbum. “Hubo momentos, cuando escribía las canciones e incluso cuando ya las estábamos mezclando, en los que dudaba si debía sacar este álbum’”, le confiesa a Zane Lowe de Apple Music. “Pensé que quizás debía hacer otro disco. Sólo porque la música es como mi terapia. Yo nunca compongo algo pensando en que necesito otro éxito. Eso no va conmigo. Cuando algo es poderoso y abrumador para mí, me gusta meterme en el estudio, que normalmente es un sótano donde no hay ni ventanas ni señal, y nadie sabe dónde estoy. Básicamente me escapo. Entonces nadie habría sabido que compuse este disco. Tal vez sólo tenía que sacarlo de mi interior”. Sin embargo, casi dos años después de prácticamente terminarlo, Adele finalmente decidió que sí quería lanzar 30. Es sorprendente que, con todo y que sus canciones han servido a tanta gente para sobrellevar sus emociones más desgarradoras desde 2008, este sin duda es su álbum más vulnerable. Trata sobre temas muy importantes: el sentimiento de culpa por su divorcio en 2019, la maternidad, el atreverse a tener citas románticas siendo una de las personas más famosas del mundo, el volverse a enamorar… Retrata a la perfección la fragilidad de un corazón roto en recuperación. Sus canciones se sienten emotivas de una manera inusualmente cálida y acogedora. “El álbum está dedicado a mi hijo, Angelo”, comenta. “Sabía que tenía que contar su historia en una canción porque estaba muy claro que él también estaba sintiendo todos los cambios, aun cuando yo me esforzaba por hacerle sentir que todo estaba bien. Lo cierto es que sabía que yo no estaba muy presente para él. Y es que me consumían tantos sentimientos distintos. Hasta que él se armó de valor y me dijo de una manera muy elocuente: ‘Básicamente eres un fantasma. Es como si no estuvieras aquí’. ¿Qué clase de poeta es ese? Así, tan pequeño y ya decirme a la cara, ‘No puedo verte’. Me rompió el corazón”. Este es también el álbum de Adele más consistente en cuanto a sonido. Le interesaba rendir homenaje a Judy Garland junto al compositor sueco Ludwig Göransson (“Strangers By Nature”), y así lo hizo. “Vi la película biográfica de Judy Garland”, explica. “Y recuerdo que pensé: ‘¿Por qué ya nadie escribe esas melodías, cadencias y armonías tan increíbles?”. Sintió la confianza de plasmar las charlas tristes con su hijo pequeño y de registrar la fragilidad de su propio estado mental en su canción “My Little Love”. “Mientras la escribía, recordaba a todas las personas que en su infancia tuvieron que enfrentar el divorcio de sus padres o en alguien que quiere dejar una relación y no puede”, comparte. “Pensé en todas esas personas, porque mi divorcio de verdad me ayudó a entender mejor a mis padres”. Con todo, el álbum no se queda sólo en la tristeza y el arrepentimiento. También incluye una superproducción de Max Martin con un coro de silbidos (“Can I Get It”), así como un interludio brillante que samplea al legendario pianista de jazz Erroll Garner (“All Night Parking”). Además, para este disco colaboró por primera vez con Dean Josiah Cover (el productor de Michael Kiwanuka, Sault y Little Simz), mejor conocido como Inflo. “En cuanto me di cuenta de que (Inflo) era del norte de Londres, no paré de hablar con él”, cuenta Adele. “Ni avanzábamos en el trabajo por estar platicando. Apenas había pasado un par de meses desde que dejé mi matrimonio, y nos llevamos bien muy rápido. Creo que él sintió muy pronto que algo estaba mal conmigo. Sabía que había algo oscuro en mí. Entonces me abrí con él. Me moría por que alguien me preguntara cómo estaba”. Uno de los resultados de su colaboración, “Hold On”, es la pieza central del álbum. La evolución que se desprende de la letra, pasando de un cierto autodesprecio hasta el perdón y la esperanza, muestra quizá la versión más contundente de la Adele actual. “Let time be patient, let pain be gracious/Love will soon come, if you just hold on”, canta (“Que el tiempo sea paciente, que el dolor sea amable/El amor vendrá pronto, si aguantas un poco”). Es un arcoíris de emociones, y la intérprete alcanza notas que sólo nos atreveríamos a cantar en un auto a solas. “En definitiva, perdí varias veces la esperanza de volver a encontrar mi alegría”, acepta. “Recuerdo que casi no me reí durante un año. Y no me di cuenta de que estaba progresando hasta que escribí ‘Hold On’ y la escuché de nuevo. Después, me dije: ‘Caray, de verdad he aprendido mucho. He pasado por tanto”. Y después de todo esto, ¿cómo se siente Adele de que 30 haya salido al mundo? “Este álbum me ayudó mucho. Y de verdad creo que algunas canciones podrían ayudar a la gente a cambiar su vida”, concluye. “Una canción como ‘Hold On’ podría salvar a alguien”. También piensa que es un álbum que puede apoyar a artistas que lo necesiten. “Creo que es importante que escuchen este disco”, recomienda. “Hay quienes son presionados a no valorar su arte, buscando que todo sea masivo… Quería recordarles que no necesitas estar en boca de todos, todo el tiempo. Y que puedes componer desde las entrañas, si quieres”.

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