Thanks for the Dance

Thanks for the Dance

La calurosa acogida que tuvo en 2016 You Want It Darker, publicado apenas tres semanas antes de su muerte, animó a Leonard Cohen a dejarle a su hijo precisas instrucciones para terminar las canciones en las que ambos habían empezado a trabajar juntos y para las cuales el cantante ya había dejado grabada su inolvidable voz. En un emotivo acto de devoción hacia su padre y sus canciones, Adam escribió y grabó arreglos para todas y cada una de ellas, tal y como creyó que su padre las hubiera querido. El resultado es Thanks for the Dance, un álbum póstumo con material inédito tan emocionante como respetuoso con la figura de Cohen. “Aquí yo no era lo importante”, le cuenta Adam a Apple Music. “Intenté que mis decisiones no fueran un reflejo de mis gustos personales, sino que se ajustaran a lo que él hubiera querido hacer. Esa es una ventaja sobre cualquier otro productor: yo sí sé lo que realmente odiaba y ellos no”. A continuación, Adam nos cuenta la historia tras cada corte del disco y nos habla de sus favoritos. Happens to the Heart “Quien conociera a Leonard Cohen en sus últimos años de vida sabría que había una canción en concreto en la que trabajó de forma compulsiva, reescribiéndola una y otra vez e intentando hacerla perfecta. Esa canción era ‘Happens to the Heart’. Estaba absolutamente empeñado en acabarla, pero no era capaz de encontrar un acompañamiento musical que lo terminara de convencer. Creo que este tema es uno más de la larga serie de canciones que recogen su forma de ver la vida, según la cual todo, incluido el corazón, se acaba rompiendo. La letra de esta canción significaba mucho para él. Para mí, grabarla fue una forma de mantenerlo junto a mí, sentado a mi lado, aunque lo realmente importante no fue el aspecto emocional, sino intentar hacerlo como él la hubiera querido. Lo primero que tuve que hacer fue analizar sus versos uno por uno y encajar su voz, basándome tanto en la última versión para la cual él había dado su aprobación, como en lo que creo que cualquier fan de Leonard Cohen esperaría”. Moving On “Su idea para esta canción era repetir el mismo verso, casi como si estuviera meditando, pero, cada vez que lo intentaba, fracasaba a la hora de conseguir exactamente lo que buscaba. Su voz en este tema resultaba de lo más cautivadora, así que lo que hice yo fue intentar recuperar toda su esencia, juntándola con el sonido oriental de la mandolina de Avi Avital y con la guitarra española de Javier Mas. Hay un verso que me resulta particularmente desgarrador y que dice ‘As if there ever was a you’ (‘Como si alguna vez hubieras existido’). Toda la canción es una especie de sueño nostálgico. Mientras la estábamos grabando recibimos la noticia de la muerte de Marianne Ihlen, y el caso es que a mí me parecía que la letra era una especie de postdata para ‘So Long, Marianne’. Es algo que comentamos durante la grabación y que me llevó a querer exagerar un poco el aire mediterráneo y romántico de la canción”. The Night of Santiago “‘Night of Santiago’ siempre fue uno de los poemas de mi padre que más me gustó, y está basado en uno de Federico García Lorca. Le oí trabajar en él durante años, en el jardín de casa o mientras tomábamos un café, y siempre le rogué que le pusiera música. Cuando ya estaba muy débil, un día me dijo ‘Mira, voy a recitar el poema a un cierto ritmo y tú vas a ser quien escriba la música y cuente la historia’. Fue muy, muy divertido trabajar en ella, con ese lenguaje tan… voluptuoso. La grabamos casi íntegramente en España, con la barcelonesa Silvia Pérez Cruz y con Javier Mas y Carlos de Jacoba, que le dieron ese toque flamenco y un poco pintoresco que estábamos buscando. De vuelta en Los Ángeles, Beck pasó por el estudio y le dio los últimos toques, añadiendo algunas guitarras y unos toques de arpa de boca que le dan un aire muy cinematográfico”. Thanks for the Dance “Mi padre ya había intentado incluir otras versiones de este tema tanto en Old Ideas como en Popular Problems y You Want It Darker. Estuvo buscando la forma de terminarla durante años y, sinceramente, creo que habría quedado muy satisfecho con esta versión. Es una canción muy evocadora, en la línea de 'Dance Me to the End of Love' o 'Hallelujah', y tiene ese punto descarado de parte de su trabajo: 'Stop at the surface, the surface is fine' ('Detente en la superficie, la superficie está bien'). Esa mezcla de humor y resignación define muy bien su estado mental en sus últimos días. La vocalista Jennifer Warnes, que fue su compañera durante muchos años, vino a mi casa y cantó sobre sus versos. Cuando terminamos de grabar, supimos que teníamos la versión que iría en el disco. La fusión de la voz femenina de Warnes con la de barítono de mi padre tiene algo de invocación y realmente te toca la fibra, haciéndote sentir como si ya hubieras escuchado antes esa misma canción. Teníamos la impresión de que You Want It Darker había sido muy serio y oscuro, así que aquí quisimos hacer algo más dulce y romántico”. It’s Torn “Mi padre empezó a componer ‘Torn’ hace unos diez años junto a Sharon Robinson, con la que ya había girado y escrito un montón de temas, pero realmente la canción no comenzó a tomar forma hasta que llegamos a Berlín y trabajamos en ella junto al pianista y compositor Dustin O'Halloran. Es un tema que tiene unos acordes basados en otro clásico de mi padre, ‘Avalanche’, y que, una vez más, recupera la idea de la ruptura inevitable de todas las cosas, jugando con la imperfección de la vida: ‘It's torn where there's beauty, it's torn where there's death / It's torn where there's mercy, but torn somewhat less / It's torn in the highest, from kingdom to crown / The messages fly but the network is down / Bruised at the shoulder and cut at the wrist / The sea rushes home to its thimble of mist / The opposites falter, the spirals reverse / And Eve must re-enter the sleep of her birth’ (‘Hay desgarro donde hay belleza, hay desgarro donde hay muerte / Hay desgarro donde hay piedad, pero un desgarro de algún modo menor / Hay desgarro en lo más alto, del reino a la corona / Los mensajes vuelan pero la red está caída / Con moretones en el hombro y cortes en la muñeca / El mar vuelve precipitado al dedal de neblina que es su hogar / Los opuestos vacilan, las espirales se invierten / Y Eva debe volver a entrar en el sueño de su nacimiento’). Es algo casi bíblico, como si hablara del Rey David. Nunca le había escuchado algo así a ningún otro cantautor, ni siquiera a Dylan”. The Goal “‘The Goal’ es, probablemente, mi canción favorita del disco. Su punto álgido está justo al final: ‘No one to follow and nothing to teach / Except that the goal falls short of the reach’ (‘Nadie a quien seguir y nada que enseñar / Excepto que la meta está fuera de nuestro alcance’). Es un verso increíble sobre el cual reflexionar, y tiene mucho que ver con el estado en el que se encontraba al final, sentado en su silla viendo la vida pasar y compartiendo con nosotros estos pensamientos tan increíblemente profundos y generosos. La música que acompaña a sus palabras le da forma al que yo me imagino que sería su expansivo y exuberante estado anímico en aquellos días. Lo más estimulante que la gente suele decir al escuchar estas canciones es que casi les parece que Leonard Cohen sigue con nosotros, y este tema tiene esa cualidad en una dosis particularmente potente. Su interpretación es de lo más vívida, casi parece el actor de una tragedia. Estoy seguro de que ya nos estaba hablando desde el otro lado”. Puppets “Este es otro poema sobre el cual discutimos durante años. Solía reprocharle que nunca lo hubiera convertido en una canción. Él solía soltar una risita y decirme ‘Bueno, escribe tú la música que encaje con él y lo consideraré’. La letra y la posición del narrador son realmente audaces, y los arreglos suenan como si fueran grabados en una iglesia. El verso inicial dice: ‘German puppets burned the Jews/Jewish puppets did not choose’ (‘Las marionetas alemanas quemaron a los judíos / Las marionetas judías no lo eligieron’). Empezar así una canción es algo realmente atrevido, así que los arreglos tenían que ser realmente potentes para estar a la altura. Y eso es sólo el principio, el resto de la canción también parece de otro mundo. Curiosamente, grabamos el coro de este tema en Berlín y luego nos fuimos a Montreal para trabajar en el de You Want It Darker con un coro judío, así que al final fusionamos aquí un coro alemán y otro judío. La clave era lograr algo realmente evocador sin caer en sentimentalismos”. The Hills “‘Triunfante’ sería una palabra perfecta para describir esta canción, en la que, de un modo casi cómico, el narrador cuenta cómo no es capaz de alcanzar las colinas. Una de las muchas y maravillosas paradojas de nuestra existencia. Es un poco como en La vida secreta de Walter Mitty, y al mismo tiempo se refiere a ese periplo entre lo que quieres y lo que tienes. Hay algo de austero y de resignado en ello que le da un aire grandioso y clásico por un lado y fresco y moderno por otro. Patrick Watson, uno de mis músicos de estudio favoritos, hizo aquí un trabajo increíble con los vientos y los arreglos vocales. Es la única canción del disco en la que alguien más participó en la producción”. Listen to the Hummingbird “Esta fue la última que grabamos. Nos encontrábamos en un aprieto, porque sólo teníamos ocho canciones y nos parecía que la cosa quedaba un poco corta, así que necesitábamos al menos una más. Estábamos en Berlín y teníamos en el estudio de al lado a Justin Vernon de Bon Iver, grabando una serie de canciones increíblemente conmovedoras y emocionantes. Había en el ambiente algo realmente inspirador que me hizo recordar la última rueda de prensa que dio mi padre, presentando You Want It Darker. De repente, dijo ‘¿Quieren oír un poema nuevo?’ y se puso a recitarlo allí mismo, a través de aquel micrófono barato que había en la sala de prensa. Le pedí a la gente de Sony que me enviara la grabación, la ajusté y compuse la música, inspirado por los atmosféricos sonidos que me llegaban a través de la pared desde el estudio de Bon Iver. Así fue como la sacamos”.

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