Pollini salió triunfador del Concurso Internacional de Piano Fryderyk Chopin de Varsovia en 1960, recibiendo el primer premio de manos de Arthur Rubinstein. Tras grabar un par de obras de Chopin, se retiró a estudiar para resurgir aún joven como reconocido maestro de formidable técnica y cerebral enfoque, aunque también capaz de una gran poesía: su Chopin es muy admirado y los "Estudios" son todo un clásico. Apasionado defensor de la música contemporánea, regresa una y otra vez a los clásicos. Y terminó su ciclo completo de las sonatas de Beethoven, en las que invirtió más de 40 años.