Algunos de los punks de principios de los 80 se dejaron seducir por el romanticismo clásico. Chicas y chicos pálidos, salidos de novelas victorianas de misterio visten el negro y endulzan y oscurecen sus melodías. Hay algo alegre y positivo entre tanta palidez y terciopelo, una ensoñación como rebeldía, que nos dejó un puñado de preciosas odas a la oscuridad. Te las ponemos todas juntas.