Metro Boomin

Cuando el niño que se convertiría en Metro Boomin decidió que iba a tomarse en serio el asunto del rap, interceptó a su madre después del trabajo con una gruesa carpeta verde: parte expediente, parte lista de deseos, parte plan a cinco años. Su mamá quedó impresionada. Ya había estado haciendo beats durante algunos años, escribiéndole a personalidades de la industria por Twitter, creando sus propias conexiones, incluso ya le habían pagado un par de veces. Cuando se graduó de la preparatoria, su mamá comenzó a llevarlo en viajes de ocho horas en carro desde St. Louis hasta Atlanta para que Metro pudiera trabajar con Gucci Mane y el equipo de OJ da Juiceman, aunque todo, por supuesto, estaba sujeto a que mantuviera su lugar en el cuadro de honor. Unos meses después de su primer año en Morehouse, quedó claro que el equilibrio entre ambas cosas era demasiado difícil de mantener. Su mamá lo regañó, pero la obra tenía demasiada tracción como para poder detenerla. La carpeta verde cobró sentido. Future (“Mask Off”, “Low Life”), Migos (“Bad and Boujee”), Post Malone (“Congratulations”), 21 Savage (“Bank Account”), Kodak Black (“Tunnel Vision”), son sólo una muestra de que su historia es una parte crucial y definitiva del rap de la década de 2010. Temas que, junto con una producción totalmente de Atlanta de la mano de Sonny Digital, Southside, TM88 y Zaytoven, son una muestra de cómo remodelaron el sonido, la textura y la cultura del hip-hop. El hecho de que Metro abordara proyectos de larga duración en formato colaboración como productor ejecutivo, no sólo lo hizo inusualmente destacado como productor, sino que sugirió una visión más amplia del género, trascendiendo del negocio cotidiano de la creación de beats en favor de la construcción de un movimiento en forma.