Una personalidad enigmática que se niega a realizar grabaciones de estudio, Sokolov es uno de los pianistas más venerados del mundo, considerado un virtuoso de incomparable sensibilidad. Las escasas grabaciones que hay de él, provenientes de los primeros años de su carrera, son indispensables. Quizás la elección de sus repertorios pueda parecer caprichosa, pero invariablemente presenta sólidas interpretaciones. Su recital de Salsburgo recorre un amplio abanico de estilos y satisface en todos ellos: su preludio coral de Bach es un ejemplo de perfección absoluta.